Nuestra historia de amor

Publicado en por Andrea Capdevila

Nuestra historia de amor

En antaño donde todo era mejor; donde se podía salir a la calle sin temor a los asaltos, había más caballeros y señoritas, donde los piropos eran poesía y no groserías. En ese tiempo conocí al que hoy es el amor de mi vida: Un día de verano me senté en la vereda de mi casa. Al frente estaba-y sigue estando-mi querido club talleres el cual frecuentaba bastante con mis amigas. Me encontré suspendida en mis recuerdos y en un instante me sorprendí cuando escuche a alguien acercarse. Lo vi perfectamente, era un muchacho de un buen porte que parecía educado y serio; tenía los cabellos negros peinados hacia atrás, los ojos claros y vivaces, era alto, de tez blanca y aparentaba ser mayor que yo. El me miro y me dijo:
- Buenas tardes, señorita
- Buenas tardes- le contesté sin mirarlo.
Transcurrieron los días y era común verlo cruzar por mi vereda a la misma hora. Yo lo miraba desde la ventana para no levantar sospechas en mi casa porque mi papá me cuidaba mucho y también para que el chico no pensara que esperaba ansiosa cada día para verlo aunque así fuera. Una tarde un amigo llamado Luis fue a visitarme. Sentí que la suerte estaba a mi lado y retuve a Luis hasta la hora que el-mi amor platónico- pasara ya que planeaba preguntarle si lo conocía. Cuando vi que este chico se estaba acercando me puse muy nerviosa y más aún al darme cuenta que Luis, al verlo, había sonreído y lo saludaba agitando la mano con entusiasmo
- ¡Hola Julián, tanto tiempo! ¿Ya no te acuerdas de tus amigos, eh?-le dijo
- ¿Cómo no me voy a acordar de vos si nos conocemos desde hace mucho?- le contestó mientras pasaba de largo.
A mí no me había notado y fue por mí, intuyo, que no se quedó a conversar un poco con Luis. Al ver que ya estaba lejos, me arriesgue y pregunté:
- ¿Ese es tu amigo, Luis?
- Sí, ¿Por qué?
- Nnnnno pppor nada- tartamudee
- ¡Ay ella se puso colorada!- dijo mientras me pellizcaba suave una mejilla.
- -¿Te gusta, no?-preguntó retóricamente con tono risueño
- Sí, me gusta pero no vayas a decirle nada a mi hermano, vos y el son muy amigos y si él se entera puede llegar a oídos de mi papá y me va a pegar.
- No te preocupes, Antonia. Soy una tumba-me guiño el ojo.
- ¿Sabes si tiene novia?
- Si, lamento decírtelo pero para qué mentirte. Ahora mismo se iba a verla.
Me sentí tan triste por lo que me contó y también un poco culpable porque sabía que Luis me quería como mas que una amiga. No sé si adivino que quería llorar pero en ese momento me toco la cabeza, pude ver que Luis también estaba deprimido, y me dijo:
- Discúlpame, me tengo que ir. Cuídate, ¿sí?
- Sí, Luis. Vos también
Esa noche fui un paño de lágrimas. Al siguiente día me desperté renovada decidida a olvidarme de él. Dos semanas después Luis me invitó a su cumpleaños y no me quedo más opción que ir a pesar de que eso significaba que había posibilidades de ver a Julián allí con su novia. Al llegar a la fiesta había poca gente, la mayoría era la familia del agasajado; busque a Luis para saludarlo y darle su regalo, cuando lo encontré estaba al lado de Julián y su novia. Luis me vio y como era propio de él, me saludó entusiasmado y luego hizo un ademán indicándome que me acercara, dude un poco pero tome valor y me acerque a saludarlos:
- Feliz cumpleaños amigo mío que todos tus deseos se hagan realidad-le dije mientras le daba un abrazo
- Muchas Gracias, Antonia- su voz denotaba emoción
Luego me presento a la pareja allí presente y fue entonces que reconocí a la novia de Julián, era una chica que vivía en el barrio.
- Les presento a mi querida amiga Antonia.
- Es un gusto conocerlos.
- Antonia, el es Julián y ella es Sara.
- El gusto es nuestro-dijeron los dos al mismo tiempo.
- Bueno con su permiso, voy a buscar a mis amigas
Efectivamente me fui a buscar a mis amigas. Todos éramos amigos en ese barrio y ellas no podían faltar. No busque mucho y las encontré:
- ¡Hola chicas!
- Hola Antonia-dijeron a un tiempo y haciendo bochinche
Mis amigas eran como mis hermanas, eran seis y todas teníamos la misma edad: Adela, Margarita, Amelia, Cristina, Teresa y Mónica. Nos conocíamos de toda la vida por esa razón notaron que estaba decaída y se preocuparon por mí:
- ¿Que te sucede, Antoñita?-Me pregunto Amelia.
- ¡Sí! estás triste-asintieron todas.
- Es que aquí está el chico que me gusta, amigas.
- ¿Y eso acaso no es bueno?-preguntó Teresa.
- No porque esta con Sara, su novia.
- ¡Arriba ese ánimo, amiga!-Me dijo Mónica mientras me abrazaba
- A Alegrarse que la vida es corta y se vive una sola vez- dijeron al unísono
Mis amigas me abrazaron para darme apoyo y me dijeron esa frase que siempre decimos para consolar a un amigo. No quise arruinar la felicidad ellas y sobre todo de Luis que ese día cumplía 14 años, así que decidí ser fuerte y fingir que estaba contenta como siempre. No la pase tan bien pero todo terminó bien ese día, salvo mi corazón que se partió en dos al verlo a Julián besar a Sara.
El tiempo se fue volando y todo siguió igual: él pasaba por mi casa para ir a ver a Sara y yo continué mirándolo desde la ventana. A veces me sentaba en la vereda para que el me saludara pero otras deseaba que no pasará mas, me sentía una masoquista. Transcurrieron tres meses y lo que pedí-que dejara de cruzar por mi vereda-se hizo realidad. Dejé de ver a Julián, al principio me sentí satisfecha pero luego lo extrañaba, era un día perdido si no lo veía. Poco a poco me fui acostumbrando a lo que sucedía pero una tarde llegó Luis eufórico y me renovó las esperanzas:
- ¡Antonia te tengo una muy buena noticia!
- ¿Qué pasa?, cuéntame que soy ansiosa.
- ¡Julián! ¡Julián!
- ¿Qué pasa con él?, no me asustes.
- Termino con su novia.
- ¡¡¡ ¿En serio? !!!
- ¿No confías en mi acaso?
- No puedo creerlo. No tienes idea cuánta alegría me da saberlo.
En ese momento Luis me agarro de la muñeca; sus ojos estaban rojos, sus manos temblaban, en su rostro se veía tristeza. Se quedó mirándome hasta que me dijo:
- Antonia ¿tienes una idea de el por qué hago esto?
- … - no supe qué decir
- Te amo Antonia. Me siento un tonto entregándote a otro, que encima es mi mejor amigo pero quiero tu felicidad, no deseo que llores más.
- Gracias, Luis. Te quiero tanto.
- Mira Antoñita, voy a hacer de tu Cupido. Ven a mi casa en media hora.
- Está bien allí estaré.
En esos minutos aproveché para arreglarme lo más que pude; me puse mis mejores prendas, los zapatos mas lindos que encontré, el perfume más exquisito y un poco de maquillaje. Mi papá me vio y me preguntó un poco enojado:
- ¿A dónde te vas?
- A la casa de Mónica- no era en mí común mentir y menos a mi papá pero por las dudas…
- ¡Que te vaya bien entonces! – se dibujó una sonrisa en su rostro.
Cuando estaba llegando a la casa de mi amigo, a lo lejos vi dos figuras varoniles paradas en su vereda. Me puse tan nerviosa y a la vez tan contenta porque por fin podría hablar con el hombre que a veces me quitaba el sueño.
- Buenas tardes, señorita- dijeron ambos al verme.
- Buenas tardes- dije yo agachando la mirada….
- Vamos a tomar un helado, Antonia. En Tello, la heladería que tanto te gusta, nos estará esperando Mónica- me dijo Luis
- Vos sí que lo planeaste bien ¿eh?- le susurre en el oído.
En el transcurso del camino hacia la heladería pudimos intercambiar algunas palabras ya que Luis nos dio lugar al irse un poco más adelante de nosotros. Julián iba muy relajado o al menos eso parecía. Yo lo miraba cada tanto de reojo, me sentía nervios y emoción, y cuando él se dio cuenta de eso me comento:
- Nuestro amigo es muy simpático y, a veces, extraño. Hoy me fue a buscar para pedirme si lo podía acompañar una doble cita; él y la chica que le gusta, yo y una amiga suya. Me alegre al ver que eras vos dicha amiga.
- Si, lo conozco desde siempre y es un buen chico. Gracias, a mi me pidió el mismo favor y también me alegro ver que eras mi cita-le guiñe el ojo
- Cuéntame algo de vos- me dijo
- Yo… bueno… tengo 13 años y ayudó a mi mamá en la confitería que tiene donde van los alumnos de la técnica y también los empleados de los talleres ferroviarios.
- ¡Mira vos! ¡Qué chica tan guapa! Yo tengo 18 años y quiero entrar a trabajar en el ferrocarril.
- Entonces te deseo suerte- le dije esbozando una sonrisa
- ¡Muchas gracias! - me contestó también con una sonrisa.
Cuando menos lo pensamos estábamos cerca de la entrada de la heladería y Luis ya se encontraba dentro al lado de Mónica
- Mira de feliz que se lo ve- me susurro en el oído Julián
- Si, la verdad- le conteste apartando la vista porque me había sonrojado
- ¡ustedes a ver si se apresuran! – gritaron Mónica y Luis.
- ¡Ya vamooooos!- Gritamos Julián y yo.
La tarde pasó tan rápido; Julián y yo no nos sacábamos los ojos de encima, quería quedarme un poco mas pero llego el momento de retornar a casa y él se ofreció a acompañarme. Despedimos a nuestros amigos y entonces cuando estábamos llegando a mi casa
- La pase muy bien hoy, Antonia. Sé que creerás que tengo novia pero la verdad es que no es así. Estoy solo, soy un hombre hecho y derecho. Desde que te vi y te salude hace mucho, desde ahí que te he estado observando y por eso deje a mi novia.
- Julián yo…
- ¿Nos podremos seguir viendo?, te juro que voy en serio.
- ¡sí! Me encantaría seguir viéndote-
- Eres una chica muy bonita ¿sabes?... Tus ojos, tu cabello rizado, tu voz ¡me atraen tanto! – me dijo pellizcando mis mejillas.
- Nos vemos, Julián. Gracias por lo de hoy.
- Nos vemos, Antonia.
Desde ese día nos vimos repetidas veces y regularmente. No pasó mucho tiempo y nos volvimos novios. Julián y yo nos complementábamos: ambos éramos sinceros y responsables, él siempre tuvo mucho sentido del humor en cambio yo no era muy tolerante. Nuestra relación fue avanzando por mucho tiempo hubo solo abrazos pero una tarde fui a su encuentro y lo noté más feliz que de costumbre.
- ¿ Qué te pasa, amor? Pareciera como si te hubieras ganado la lotería.
- Entre a trabajar en los talleres ferroviarios, mi vida.
- ¡¿ah, sí?! ¡Qué felicidad!- en el regocijo le rodee el cuello con mis brazos y apoye mi cabeza en su hombro.
- Antonia, soy muy feliz al estar a tu lado y con esta noticia aún más. No te enojes si te lo pido pero… ¿Podríamos besarnos?
Yo no contesté nada y solo cerré mis ojos. El se dio cuenta y me besó: fue un beso dulce- era el primer beso que daba- fue prologado y muy tierno. Al terminar Julián puso sus manos en mis mejillas y me dijo:
- Te amo ¿lo sabes?
- Y yo te amo a vos, mi amor
- Soy muy feliz, novia mía.
- Y yo aun mas todavía
- Quiero llegar a tu casa y hablar con tu papá, Antonia. Luis me contó cómo son las cosas y la verdad me parece perfecto, además sos menor que yo.
- Tenemos que esperar un poco más ¿sí?
- Si eso es lo que quieres….
- Sabes que me causa mucha gracia, amor, que desde hace rato un chico parecido a tu hermano está detrás de un árbol observándonos- me dijo Julián entre risas.
Me di la vuelta y me paralice al ver a Pancho- así le dicen a mi hermano- detrás del árbol mirándonos con atención, al verme salió corriendo en dirección a mi casa. Me espanté completamente porque sabía lo que me esperaba. No quería dejar a Julián en un momento tan importante como aquella alegría que tenía pero no podía pensar en nada más que en lo que me pasaría al llegar a casa.
- Amor, ese era mi hermano y creo que mi papá me va a pegar.
- ¿Quieres que vaya con vos?
- No, mi vida, tengo que enfrentarlo yo sola esta vez.
- Estas temblando, no te quieras hacer la valiente.
- Vos tienes que hacerme caso. Yo lo conozco….-me puse a llorar
- Tranquila, mi Antoñita. Acá estoy yo siempre a tu lado.
En ese momento nos besamos tan tiernamente que mi corazón sintió un alivio. Mi novio pudo calmarme y yo tenía que ir a mi casa.
- Hasta mañana, mi amor. Tengo que ir a ver qué pasa
- Hasta mañana, mi vida. Espero que todo salga bien
Cuando llegue a casa estaba mi papá esperándome con un cinto; ya estaba preparada para recibir una lección, ya conocía a mi papá y sabía cómo reaccionaría. En todo el tiempo que estuve con Julián, mi papá suponía que yo iba con mis amigas y ese día por medio de pancho se enteró que no era así. El estaba muy enojado y mi mamá trataba de calmarlo pero no lo consiguió y me dijo:
- ¿Crees que somos tontos? ¿ te crees mujer grande como para andar de novia? No te sabes ni lavar los calzones.
- Pero papá no sabes cuánto lo quiero….
- Lo único que sé es que te mereces unos chirlos
- Papá…- en mis ojos comenzaron a brotar lágrimas
- Ni creas que tus lagrimas de cocodrilos van a salvarte
Me pego con el cinto, no muy fuerte pero de que me dolió, sí me dolió. Trate de no llorar por el bien de la relación que tenía con mi amado Julián
- Ese chico no vino a hablar conmigo ¿irá en serio con vos? Que ni se crea que jugara con mi hija- gritaba a los vientos
- Papá si él quería venir a hablar con vos pero yo lo detuve.
- Bueno, lo espero mañana entonces. Si no viene mañana después ni se moleste en venir.
- Bueno papá, gracias. Te quiero mucho- como zalamera que soy le fui a dar un beso en la mejilla
- Ja Ja esta mocosa
Al día siguiente bien lo vi a Julián le avise que mi papá lo esperaba y fue a verlo entonces mi papá aprobó nuestra relación. Cuando le conté que me pegó tuvo un poco de rabia pero luego comenzó a reírse y fue entonces que lo zamarree pero con cariño. Nunca me había enamorado, no hasta conocer a Julián que hacia mis días los más felices y coloridos.
Desde que mi papá aprobó que Julián sea mi novio es que él pudo ir a buscarme a mi casa y hasta a veces nos quedábamos allí nomas para tomar la merienda o mirar a la gente y a los autos pasar mientras nos íbamos conociendo más de lo que ya nos conocíamos.
Nuestro noviazgo duró 5 años y un buen día mi amado vino a mi casa a buscarme; me llevo a una confitería muy linda, luego a pasear, me dio un ramo de flores y hasta me hizo unos piropos
- Mi madre me dio la vida y le estoy agradecido, al cielo también por haberte conocido…
- ¿Qué pasa que estás tan cariñoso?
- ¿es que acaso un novio no puede mimar a su novia?
- Sí, puede pero…. me extraña… ¿sabes?... tu actitud
- Antonia…- me dijo mientras se ponía de rodillas…
- ¿Si, mi amor?
- Te amo desde que aceptaste ser mi novia y hoy te amo mucho mas por eso…
Al escuchar sus palabras una caricia rozo todo mi ser y entonces unas lágrimas de felicidad brotaron en mis ojos.
- ¿Te casarías conmigo? Prometo cuidarte
- Si, si , si, si,si …. - Le dije mientras lo abrazaba fuertemente
- Amor me vas a asfixiar….
- Es que no quepo en mi emoción
- ¿Te crees que yo no?
- ¡Nos casaremos!- gritaba Julián en lo que me abrazaba, alzaba y me hacia dar vueltas
- Si, amor- le decía yo y lo besaba con ternura




Hoy ya han transcurrido 50 años desde nuestro casamiento: hemos vivido muchos momentos juntos y tuvimos peleas, como todas las parejas, pero nos mantuvimos unidos. Formamos una hermosa familia; 8 hijos tuvimos, 5 mujeres y 2 varones. Lamentablemente se nos murieron dos niñas y eso fue u
n gran golpe para ambos pero lo afrontamos juntos como a todo y ahora tenemos hasta Bisnietos.
Un 2 de abril Julián dio su último soplo de vida a la edad de 81 años. A pesar de que por mi vejez muchas veces me olvido de las cosas, en mi mente y en mi corazón el sigue vivo,yo no lo olvido.
Fin

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L
Me pareció buena la historia . solamente desde el desrrollo antes del matrimonio falto un poco mas de juego con tus personajes, y no cortar tal rápido el final...
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